El jardín de Villa Pulejo, con su estilo italiano de raices renacentistas, es un mosaico de aire fresco y belleza que abraza a quienes lo visitan con sus cuatro macizos de flores de boj alineados en perfecta simetria.

Cuatro magnificas palmas se levantan imponentes y juegan con los setos para dar marco a una preciosa avenida central de guijarros negros y grises.

En el centro de este mosaico, mantenido con esmero, se halla una fuente constuida en 1860 y diseñada por un estudiante de la escuela de Montorsoli. 

Al caer la noche la fuente central se ilumina y de dia presume el color de las flores. Como un paspartu, el cesped reemplaza la grava y los arcos protegen el final del jardin a modo de quinta teatral.

Los pasillos de antiguas cementinas terminan en el mirador, desde donde se aprecian los solidos contrafuertes y la avenida de los famosos limones de Sicilia.